Hay tres días en los que me gusta levantarme muy temprano: Navidad, Año Nuevo y Reyes. Vivo en un lugar donde escucho bastante tráfico en la mañana, pero en esos tres días reina el silencio. Apenas pasa un auto. Quizás se ve alguien haciendo jogging. Pero eso es todo. Silencio total.
Eso combinado con el hecho que en esos días hace fresquito a esa hora y estamos hablando de algo casi perfecto. Una taza de café en la mano y disfrutas de un momento casi sublime de zen, mindfulness y calma.
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