El otro día caí en una trampa de social media bastante básica y tonta. Me puse a ver Instagram y viendo a todo el mundo disfrutando tanto de su fin de semana aquí y allá, me dio por un momento eso que podemos llamar envidia cibernética. De pronto mi vida lucía aburrida y sin diversión. No es la primera vez que me sucede, pero es la primera vez en la que me causó una cierta depresión. Por supuesto, se ha escrito tanto sobre ese tema y luego de un rato se me pasó. Sabía que era algo normal. Uno de esos efectos de social media.
El hecho es que me pregunté porque seguía accediendo esos lugares. ¿Cual es el propósito de hacer algo que uno sabe es dañido? Y bueno, me imagino que la respuesta es que es una adicción como lo son las drogas, el cigarrillo y el alcohol. En esos casos, la respuesta es dejarlo definitivamente. Lo que se dice cold turkey en inglés.
Más estúpido aún es que muchas de las personas que sigo en Facebook e Instagram son amistades de esas que no lo son de verdad. Son esas de "tanto tiempo tenemos que darnos un café pronto." Entonces ¿por qué razón en el mundo tengo que saber lo que ellos hacen? Esa gente es irrelevante en mi vida.
Pues acabo mi rant. Diciéndome que debo cortar esos lazos. A ver que pasa.
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